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miércoles, 26 de octubre de 2016

Vega

          A veces en esta vida pasan cosas tan extraordinarias que, según como lo veamos, son milagros o "casualidades del destino".

          En esta historia, lo mejor es olvidar las penurias pasadas hasta el momento del milagro y quedarse con el final feliz.

          La aparición de Vega puso en jaque a mucha más gente de lo que cabía esperar, al igual que con Gomera, el hecho de ser considerada PPP (Perro Potencialmente Peligroso) hacía difícil su recogida inmediata. Al no haber un refugio al que llevarla, y considerando que todas las casas de acogida tienen animales o niños y no se conocía su carácter, había que proceder con cautela.


          La policia local del Ayuntamiento del municipio comprobó que no tenía microchip. No había donde meterla y cogerla sin tener donde llevarla era imposible. Con todo el dolor que cabe en una persona, hubo que dejar a Vega en la calle por el momento, pese al descontento de algún vecino de la zona y de habernos dicho que, de no sacar a la perra de allí, le "darían destino".

          Al día siguiente, nos acercamos a la zona otra voluntaria y yo, para darle comida a Vega y ver en qué condiciones se encontraba, barajando alternativas para sacarla de allí. Pero Vega no estaba. Buscamos. Caminamos. Le silbamos. Preguntamos... Nada, se esfumó.

          Unas vecinas encantadoras se ofrecen a llamarnos si aparece y a darle de comer si apareciera, pero lo cierto es que todos teníamos el mismo presentimiento. Las promesas de darle fin a la perra se habían cumplido.

          Pasaron tantos días que ya todos dabamos por muerta a Vega, aunque deseabamos y nos decíamos que quizás alguien había visto su carita de pena y sus ojos llenos de tristeza y la habían recogido.

          Muchas disputas y polémica se armó a causa de Vega, pero destino o casualidad, al día siguiente de que alguien publicara en Facebook que es probable que la perra haya sido asesinada, me llaman. Está allí. Ha vuelto.

          No soy capaz de describir las diferentes sensaciones que me recorrieron en ese momento. Pero la alegría y el alivio reinaban sobre todas ellas. Inmediatamente, le pedimos a la vecina que la amarrara unas horas y nos pusimos a planear, si algo teníamos claro es que la perra no podía permanecer ahí ni una noche más.

          Subimos a por ella a las pocas horas, la encontramos muy delgada, con la cadera dañada, llena de garrapatas, con infección vaginal, muy cansada, pero viva. Esa misma noche fue desparasitada y revisada por el veterinario.






           Incluso antes de desaparecer, Vega ya tenía a algunas personas conquistadas, y sabíamos que no permanecería en la calle por mucho tiempo. Ivana, su "madre adoptiva", se había enamorado de la luz de sus ojos y su carita desde el primer momento en el que la vimos, nunca quiso darla por muerta tras su desaparición, y cuando la llamé loca de emoción diciendole que había aparecido, sintió esa conexión que pocos sienten. Cuando fuimos a recogerla en su coche y cuando entró en su casa, ella sabía que ya no permitiría que se fuera. Porque Vega inspira tal ternura, que sabiendo por lo que ha pasado, ella y su pareja, Luis, jamás permitirían que Vega pudiera estar ni en el más insignificante de los peligros.

           Hay muchas cosas que no se saben de ella, como si fue madre antes de ser abandonada (se sospecha que sí), o dónde estuvo esas dos semanas en las que incluso las vecinas la daban por muerta. Pero se sabe que tiene 2 años, es muy sociable y educada, muy tranquila y que vive y vivirá muchos años más siendo un bicho feliz.






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