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jueves, 27 de octubre de 2016

Tanque

          Su ángel de la guarda fue una señora de Hermigua que fue a darle un paseo a su perro. De pronto, oyó un llanto "canino", puso atención y comprobó que aquellos lamentos provenían de algún perro agonizante.

          Comenzó a buscar y se quedó petrificada, descubrió un perro en un estanque vacío, entre rastrojos y hierba seca. El perro no podía ni incorporarse, dada su debilidad, la señora llamó inmediatamente al Ayuntamiento y avisó a la protectora.

          Todos actuaron con rapidez y lograron rescatarlo con vida. El veterinario no podía explicarse cómo seguía respirando, era incapaz de incorporarse, estaba en los huesos, se le podían contar las costillas, tenía desnutrición y deshidratación severa.

          Nadie podía explicarse el milagro de que estuviera vivo. Quedó ingresado temiendo que no pudiera recuperarse.

          Cuando lo visité, quedé realmente inpresionada, pese a su grave estado, estaba contento y su mirada reflejaba agradecimiento. Se daba cuenta de que estaba a salvo.

          Cuando le dieron el alta, me ofrecí para acogerlo. Eran tales sus ganas de salir adelante, que en poco tiempo se recuperó, engordó y empezó a disfrutar de su nueva realidad. Lo más impresionante era su mirada, llena de amor y agradecimiento.

          Pero, tuvo la mala suerte de ser color Bardino. Una raza y un color de pelo que no son muy apreciados por los adoptantes.

          Al principio, todos se preocupaban por él... Luego, fue quedando en el olvido. Hoy está feliz y contento en una casa de acogida, donde lo tratan de maravilla, con mucho amor... pero él sigue esperando su hogar definitivo y ser un miembro más de una famila que lo quiera para siempre.

          Pese a que su mirada realmente habla y a que en su carácter no hay más que amor, Tanque ha caído en el olvido. Aunque no esté sufriendo ni abandonado, merece poder conocer lo que es ser compañero de aventuras de un niño, poder echarte en la alfombra de una casa que sabes que es tuya, correr y brincar detrás de alguien que lo llame suyo y en quien de verdad confíe. Merece no tener que seguir esperando y tener un lugar y una familia a la que pertenecer.








Por: Eulalia Dorta

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