Páginas

martes, 14 de noviembre de 2017

Por qué yo SÍ soy y seré casa de acogida

     A menudo, cuando alguien me ve con un perro y les digo que no es mío, que sólo está conmigo hasta que encuentre una familia, me dicen "YO NO PODRÍA", argumentando que se les coge mucho cariño y luego cuesta verles ir. Pues sí. Cuesta y duele.

     Roque y Tana. Esteban. Braca. Kahlo. Romina y Albano. Estos son algunos de los que he tenido conmigo en casa, a veces durante meses, les quiero, a veces hasta solté alguna lágrima al verlos irse... Pero cuando me mandaron fotos de ellos con su nueva familia, se me calentó el pecho. Y me reconforta saber que en algún rincón de la isla, hay un perro pasando frío y hambre al que le podré abrir las puertas de mi casa y de mi corazón, sólo porque otro se ha marchado a una vida mejor.

     Muchas veces me han dado ganas de llamar y decir que adopto al perro que tengo en acogida, y alguna que otra vez lo hice, pero siempre pensando que aunque adopte uno, siempre dejaré hueco para otro animalito. Aunque sufra al verlo irse... no voy a olvidarme de él y sé que él de mí tampoco.

     Tengo trozos de mi corazón repartidos entre Alemania y Canarias, pero aún me late cada vez que les veo bien y puedo ayudar a otro más. Uno menos que sufre una mala vida.

     Alguna que otra vez hemos escrito sobre el por qué hacerse casa de acogida, explicando que no supone un gasto ya que la protectora cubre la comida y los costes del veterinario y que es un buena opción para quién quiere tener un animal pero no puede tener una mascota durante los 16-18 años que vive un perro o gato, o no sabe cuanto tiempo pasará en la isla. Por eso, hoy quiero hablar desde mi experiencia. Por si te convence.

     Yo empatizo demasiado con los bichos, igual no sufren nada, pero yo me imagino pasando frío, mojada en medio de la Laguna Grande... y sólo me dan ganas de llegar a casa, darme una ducha caliente y enroscarme en la cama. Por suerte, yo puedo hacerlo... pero esos bichos no tienen una casa a la que ir, ni una cama en la que enroscarse. Entre trabajo, horas de sueño, comidas, duchas, limpieza, etc. me quedan unas 3h libres al día aproximadamente... en esas horas obviamente no me apetece salir de paseo, pero necesito despejarme, los tres simples paseos de 20 minutos que les doy al día a mis mascotas, propias y acogidas, me sientan bien, me ayuda estar obligada a sacarles. Más de una vez, tengo un mal día y mi humor anda decaído, o estoy mal de salud y no me apetece nada, y el simple hecho de que se acurruquen en mis píes, haciéndome compañía, me hace sentir mejor.

     Y por otra parte, a veces algún animal que ha sufrido más de lo que debería, se muestra miedoso y tímido al principio, se esconde y es desconfiado, alguno incluso enseña los dientes cuando se le acerca alguien. Y el simple hecho de ver cómo, día a día, va confiando en ti, se va acercando más, va dejándose acariciar y poco a poco va aprendiendo a ser feliz, pidiendo mimos y estando relajado alrededor de las personas de nuevo... Y todo gracias a ti. Eso es lo más grande que puede pasar.

     Y sí, se irá. Y duele, y quizás llores. Pero sabes que has formado parte de algo grande y bueno, algo que sólo te paga el Karma (si es que crees en eso). Y puedes volver a hacerlo, una y otra vez. Salvando a uno y otro más.

     Yo me siento cansada, y sin tiempo, y con pelos en la ropa... pero me siento mejor persona, feliz y completa. He tenido muchos nuevos amigos en mi vida, de los mejores, los de cuatro patas. Nunca estoy sola. Siempre alguien se alegra de verme y me acompaña cuando quiero ver películas románticas o musicales sin quejarse. Tengo alguien en mi vida que no se queja cuando le pego los píes fríos y que me recordará para siempre, porque en parte le salvé la vida y le di una oportunidad de encontrar su sitio en el mundo... ¿Y tú? ¿No quieres formar parte de eso?

lunes, 23 de octubre de 2017

Tuna, Esperanza en una vida mejor


ESTA ENTRADA CONTIENE IMÁGENES DE HERIDAS ABIERTAS.

     No hace falta que la presente, todos recuerdan a la perrita que bautizamos como Esperanza. Su caso escandalizó a tanta gente que incluso hubo una manifestación pidiendo justicia para ella. Justicia que llegó, ya que su agresor y antiguo dueño fue juzgado y condenado por maltrato animal.


     Sin embargo, ni la condena ni el juicio aliviaron en absoluto el dolor físico provocado por las lesiones de Esperanza.

     Los primeros días de esos más de dos meses de ingreso fueron complicados, no estábamos seguros de que fuera a salir adelante, estaba muy débil y los daños en el cerebro eran tales que era un milagro no solo que caminara, viera y oliera, sino que siguiera con vida.


      Tenía muchas heridas abiertas en la cabeza, los huesos del cráneo había sufrido tal daño que se desprendieron, dejando el cerebro al descubierto. Había perdido tanta sangre que tenía un fuerte anemia y su ojo derecho estaba tan dañado que era muy probable que lo perdiera. Pero, no sólo no se rindió nunca, sino que jamás tuvo mal carácter ni agresividad, ni siquiera hacia el veterinario que le infringía dolor con cada cura.


     Mucha gente se interesó por ella, recibió más visitas de las que eran recomendadas por el veterinario, pero todos esos buenos deseos y buena energía surtieron efecto, no sólo las lesiones del cráneo iban cerrando, sino que su ojo también se fue recuperando.



     Sabíamos que Esperanza nunca sería la misma, esperábamos que los horrores vividos la hubieran afectado psicológicamente hasta el punto de modificar su carácter, hacerla más miedosa o incluso agresiva hacía cierta gente, pero una vez más, nos asombramos al comprobar la capacidad para perdonar y confiar que tienen los animales.

     Esperanza siempre fue dulce, buena, y aunque lógicamente no le guste ver un palo, es capaz de pasear alegremente por la calle, es curiosa y olfatea todo, saluda a la gente sin miedo. Durante su ingreso, la saqué algún día y me sorprendía cómo se acercaba a todo el mundo, sus ojos reflejaban una alegría tremenda, como un niño en navidad.


     No conozco personalmente a su adoptante, pero no puedo respetarle más, sabiendo que desde el momento en que la rescató, aún con la posibilidad de que sus lesiones dejaran secuelas permanentes, estuvo con ella en todo momento, la visitaba, le presento a los miembros de la que sería su nueva familia, y le dio motivos para luchar y salir adelante. No pudo tener más suerte. Esperanza pasó a ser Tuna, nombrada por la planta que le salvó la vida. Hace ya tiempo que vive feliz con su familia, esperemos que por mucho tiempo más.



miércoles, 23 de agosto de 2017

Patxi, (Deutsche)

     Las Toscas ist ein Ort abseits und merkwürdigerweise am Rande einer stark befahrenen Strasse. Aus der alten Strasse die für den Verkehr geschlossen wurde hat man einen Trainingsplatz für Jagdhunde gemacht. Dort sah ein Jäger einen verschreckten Hund mit vielen Verletzungen dem er sich aber nicht nähern konnte.


     Ein Nachbar rief an der ihn zu fassen bekam aber wir mussten ihn am selben Tag holen. Keiner der Nachbarn dort kannte ihn. Sie meldeten sich wenn er auftauchte aber er war nicht der erste Hund der verschwand nachdem er in dieser Gegend ausgesetzt wurde. Enttäuscht gingen wir nach Hause in der Hoffnung das jemand zurückkäme um ihn zu suchen und ihn mitnimmt.

     Ein Nachbar rief an er hatte ihn zu fassen bekommen, aber wir mussten ihn am selben Tag abholen. Der Tierarzt untersuchte ihn, natürlich hatte er keinen Chip, wie die meisten, das Gebiss in schlechtem Zustand und einige oberflächliche Verletzungen am Körper. Er war soweit in gutem Zustand, aber niemand vermisste oder kannte ihn . Er ist ca 4 Jahre alt und erschien aus dem Nichts.


     Er liebt es wenn man ihn badet und mit dem Ball spielt, rennen mit anderen Hunden die auf ihn hören. Er ist ein Hund dem es nicht gefällt wenn die Hunde in seiner Umgebung zu unruhig sind und wenn ein Hund sich aufregt versucht er ihn zu beruhigen indem er ihn dominiert, etwas was anderen Hunden nicht gefällt. Er spielt jeden Tag mit unseren Hunden aber man muss Geduld haben und ihm viel Zärtlichkeit geben, er braucht es das er als Leithund anerkannt wird.




     Unglücklichweise wurde Patxi positiv auf Filaria (Herzwürmer) getestet, er erhält eine Behandlung und wird sich bald erholen. Dann wird er hoffentlich seine nächsten Jahre ein glücklicher Hund sein mit Menschen die ihn mögen und die ihm all die Liebe und Zeit geben die andere entschieden haben das er sie nicht verdient.


     Im Moment ist er glücklich, gerettet, es fehlt ihm nicht an Fressen und an einem Dach über dem Kopf, aber er lebt mit anderen Hunden in einem Käfig. Hunde die er kommen und gehen sieht während er dort bleibt. Die Freude die er zeigt wenn wir uns seinem Käfig nähern bricht uns das Herz, wenn wir daran denken wie glücklich unsere Hunde zu Hause sind, die die meiste Zeit mit ihren Menschen verbringen dürfen und wie ungerecht es ist das er sich an die wenige Zeit gewöhnen muss die wir ihm widmen können. Anstatt ein eigenes Heim zu haben, jemand der ihn auf einen Spaziergang mitnimmt, der ihm beibringt am Strand zu spielen. Auch wenn wir ihm viel Zuneigung und Aufmerksamkeit zeigen ist es niemals zu vergleichen mit einer eigenen Familie zu der er sich zugehörig fühlt.

lunes, 21 de agosto de 2017

Carmela y Estela, camino a la felicidad

     No debe ser muy difícil abandonar un animal en medio del bosque, en medio de una carretera aislada, en un sitio abandonado... ¿Pero nadie ve nada cuando se abandona, no uno, ¡Sino dos perros! en una playa de la capital?


     Pues, al parecer, no. Nadie vio nada, pero un chico nos alertó, la mañana de un domingo, de la presencia de dos perros pequeños, en la playa de la cueva, uno de ellos, el más joven, muy agresivo con la gente y protector con el mayor. Les había puesto agua y comida pero, obviamente, no podía recogerlos él.

     Nos acercamos a comprobar, tras dar una vuelta por la zona, las vimos, escondidas a la sombra de un coche, una de ella, la más mayor parecía estar en bastante peor estado que la joven, el pelo enredado, con grandes nudos pegados a la piel, intentaba caminar y le costaba, no pisaba bien, se veían grandes bolas de suciedad y pelo en la parte trasera de su cuerpo, una calva a ambos lados de la barriga, y el olor... No hay palabras para describir ese olor, una mezcla entre heces y podrido. A simple vista, la joven solo tenía una calva en la parte trasera, encima del rabo, pero buen aspecto y se veía activa.



     Intentamos acercarnos, pero fue imposible. Mientras la perra vieja era tranquila y no nos ponía mucho asunto, la joven era una fiera, se tiraba a morder, gruñía y protegía a la vieja. No había manera de cogerla. Huía de nosotros, conseguimos agarrar a la viejita, la llevamos al veterinario donde peores cosas salieron a la luz, tenía las uñas tan largas que daban la vuelta y se le clavaban en la almohadilla de la pata, de ahí que no pisara bien y caminara mal, cada paso le producía gran dolor. Tenía pus y sarro en la dentadura, cataratas en los ojos, infestada de pulgas... no hubo más remedio que raparla, debido al mal estado del pelo y la gran suciedad que tenía enredado. En el poco tiempo que pasamos en la playa orinó varias veces, por lo que era posible que además tuviera infección de orina.











     Voy a resumir bastante lo que costó coger a la joven. Corrimos tras ella desde la playa hasta el muelle, se tiró al agua, se escondió bajo coches, intento morder a todo el que se le acercó... pero al final acercándole a la viejita (que ya nos seguía sin correa con solo haber sido acariciada durante media hora) y con un lazo y comida, conseguimos atraparla y ponerlas a las dos a salvo. Por fin, pudimos respirar sabiendo que, al menos, ya no corrían peligro ni estaban a la intemperie, pero el trabajo no terminaba ahí.

     Las llevamos a las jaulas, para dejarlas descansar y relajarse. Carmela, la viejita agradecida, y Estela, la joven cascarrabias, sólo tendrían que preocuparse por dejarse querer y adaptarse a su nueva vida. Y los días fueron pasando... Fueron llevadas al veterinario, donde descubrimos que lo único mal en Estela era una alergia a las pulgas que hacía que le salieran llagas y se le cayera el pelo, con la ayuda de dos bozales, desparasitación y un pinchazo, fue tratada y el pelo le creció de nuevo en poco tiempo. Sin embargo, la mala vida que había llevado Carmela le pasaba factura, tenía infección de orina, problemas hormonales, la boca bastante mal, y posible infección de útero. Fue puesta en tratamiento para la infección, en espera de que recuperara fuerzas para poder tratarla poco a poco de todos sus males.




     Nunca supe que pensar de Estela, con su mal humor, nos gruñía cada vez que nos acercábamos a su jaula, se tiraba a morder la valla, pero, una vez más, me demostraron que con dedicación, tiempo, paciencia y cariño, todo puede cambiar. El grupo de voluntarios, que son increíbles y las pocas horas que no tienen las dedican a ellos, consiguieron, dejándole a Estela siempre una correa puesta (no se dejaba tocar ni ara ponerle collar) que aprendiera a disfrutar de los paseos en compañía. Se fue amansando, a los pocos días se dejaba ya acariciar un poquito, a la semana, aproximadamente, ya se había transformado en una perra pedía cariño, que llenaba de besos a Ivana, que le dedico el tiempo que no tiene, con todo su cariño y su fe, empecinada en que supiera que hay seres humanos decentes y dispuestos a respetarla y quererla... Y después, igual con Ana, que le enseñó lo bien que saben las chuches para perros... Con Joshua, Luis, Alejandro, Laura y Aresmit, que le enseñaron que no había que tener miedo a la gente, que se puede jugar tranquilo con otros perros y personas sin recibir daño alguno... Y hasta conmigo, que le he dedicado muy poco tiempo, sus recuerdos de mí se reducen a esa persecución, el estrés y el miedo que pasó por culpa nuestra hasta que la rescatamos, y las pocas veces que me ha visto en las jaulas... ¡Hasta a mí me dio besos!



     Pese a estar contentísimos por el cambio de Estela, orgullosos de ver cómo el trabajo da frutos, agradecida yo por el magnífico grupo de voluntarios que formamos y sin el cual nada de esto hubiera pasado... Todos estábamos muy preocupados por Carmela, más estudios veterinarios mostraron una piedra de casi 3cm en su vejiga, además de un pequeño tumor de mamas... Es un riesgo operar a una perra tan mayor, pero un riesgo necesario... Fue operada, la piedra y el útero retirados, así como el tumor... y pasó unos días fue débil, pero sobrevivió. Quizás haber visto la posibilidad de una mejor vida de la que había conocido hasta el momento le dio fuerza para salir adelante...


     Y eso, exactamente, es lo que nos da ganas y fuerza para seguir un día más, pese a la poca ayuda y la falta de medios... Cosas como esta, el hoy saber que Carmela ya ha sido adoptada por una buena familia y Estela se encuentra hoy en casa de acogida, viviendo con buena gente, seguras, sanas, a salvo... Llena el corazón.

     Esto no sería posible sin los voluntarios, que con gestos tan pequeños como ponerles agua, comida, sentarse a verlas correr... Las casas de acogida, que pese a tener perros propios y saber que se les coge cariño, y luego duele verlos irse cuando son adoptados, deciden hacerles un hueco, dispuestos a sacrificar un poco de su tiempo y les hacen espacio en sus vidas.

     A todos les doy las gracias, por ayudarnos a conseguir cosas así, por ayudarnos a convertir a fieras en Bichos Felices.

Braca

     No se sabe dónde estaba, ni por qué terminó en la calle, aunque se sospecha que el motivo era que, pese a ser de una raza de buenos perros de caza, Braca era "inútil" para cazar.





     Apareció en la zona de Vegaipala un día, un chico la recogió una semana, mientras intentábamos dar con el dueño, siempre con la esperanza de que cada perro que aparece esté perdido y no abandonado... pero una vez más, nuestra esperanza de dar con su dueño fue en vano.

     Un chico se ofreció a darle un hogar temporal en Hermigua, donde convivía con otro perro de su misma raza, pero Braca, siendo una perra curiosa, torpe y alocada, tiró a la cachorrita del chico de varios metros de altura, con la mala suerte de que se fracturó una pata, había que operarla y tiene que reposar para recuperarse bien... Braca ya no podía permanecer allí.


     Por suerte, Braca ya tenía casa temporal en Alemania, pero su vuelo no salía hasta 5 días después. Pese a haber aparecido en San Sebastián, llevarla a las jaulas no era posible, estaban llenas, y ella era demasiado inquieta para estar en cualquier sitio.

     Acabó conmigo, en casa durante 5 días, tras recibir un buen baño y una sesión de mimos intensa...  resultó ser incluso más alocada y torpe de lo que parecía, se necesitaba paciencia, y no estar apegado a cosas materiales, para conseguir ver el fondo de Braca. Le encantaba estar cerca, dar cariño, jugar con lo que fuera, pero siempre en compañía.






     A los cinco días viajó a Alemania, donde fue acogida, y adoptada por su familia temporal al segundo día. Tuvo la suerte de caer en una casa con un gran jardín donde correr, y con gente que supo ver que su torpeza era parte de su encanto, que no es "inútil" para nada, y que merecía una oportunidad de demostrar que no hay perros "solo para cazar", sino que ella nació para otra cosa, para dar cariño y morder mandos de la tv.

Colón

     Todos conocemos a varios perros "autopaseantes", de esos que sus dueños dejan sueltos para que den vueltas por ahí y vuelvan a casa cuando se aburran. Suelen tener collar y no estar demasiado flacos, por eso, quitando la posibilidad de atropello, no nos preocupan demasiado.

     Colón, sin embargo, salió perjudicado precisamente por parecer uno de esos perros. La primera vez que lo vimos fue cojeando por la Avda. de Colón, de ahí su nombre. Lo llevamos la veterinario, la cojera venía de atrás, pero estaba lleno de pulgas. Fue desparasitado y llevado a las jaulas mientras intentábamos dar con su dueño, de donde escapó.


     Nos imaginábamos que ya estaría en su casa, por lo que no lo buscamos más. Hasta que una chica nos dio el aviso de un perrito que siempre estaba por la zona de la residencia escolar, ella llevaba poco tiempo viviendo ahí, pero sus vecinos decían que llevaba cosa de dos años por allí, durmiendo debajo de un contenedor. Era él. Llevaba collar por lo que todos pensaban lo mismo, "tiene dueño pero se escapa detrás de perras en celo". Al parecer, un señor de la Lomada tiene uno igual, por lo que todos pensaban que era él.






      Empezamos a buscar una casa de acogida para él, ya que sabíamos que no duraría en las jaulas, ya se había escapado en dos ocasiones... Pero, mientras buscábamos, fue atropellado. Lo llevamos al veterinario, no tenía daños, pero ya no queríamos que volviera la calle. En el veterinario, comenzó a demostrar como era su carácter... y lo apodamos "almita de Dios". Nunca ladraba. Nunca hacía sus necesidades dentro de la jaula, cariñosísimo... Pero, por desgracia, dio positivo en Filaria (Gusano del corazón), el tratamiento requiere mucho reposo, así que necesitábamos una casa de acogida tranquila.

     Y, por suerte, enseguida conseguimos una muy buena casa de acogida para él, compartía casa con una cachorrita inquieta, que también había sido rescatada por Pro Animal, con la que hizo buenas migas y a la que ayudaba a aprender buenas maneras...


     Colón fue sometido al tratamiento y se recuperó muy bien, en su casa de acogida le adoraban, vivía tranquilo y feliz... Pero nosotros no perdíamos la esperanza de que consiguiera una casa definitiva, de donde ya no tuviera que salir.

     Y...

¡Nuestros ruegos fueron escuchados! Una buena familia de Valle Gran Rey decidió cogerlo en casa y darle una oportunidad, probando a ver si se adaptaba a su casa y su familia... Y por supuesto, en muy poco tiempo se ganó el corazón de todos.