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miércoles, 23 de agosto de 2017

Patxi, (Deutsche)

     Las Toscas ist ein Ort abseits und merkwürdigerweise am Rande einer stark befahrenen Strasse. Aus der alten Strasse die für den Verkehr geschlossen wurde hat man einen Trainingsplatz für Jagdhunde gemacht. Dort sah ein Jäger einen verschreckten Hund mit vielen Verletzungen dem er sich aber nicht nähern konnte.


     Ein Nachbar rief an der ihn zu fassen bekam aber wir mussten ihn am selben Tag holen. Keiner der Nachbarn dort kannte ihn. Sie meldeten sich wenn er auftauchte aber er war nicht der erste Hund der verschwand nachdem er in dieser Gegend ausgesetzt wurde. Enttäuscht gingen wir nach Hause in der Hoffnung das jemand zurückkäme um ihn zu suchen und ihn mitnimmt.

     Ein Nachbar rief an er hatte ihn zu fassen bekommen, aber wir mussten ihn am selben Tag abholen. Der Tierarzt untersuchte ihn, natürlich hatte er keinen Chip, wie die meisten, das Gebiss in schlechtem Zustand und einige oberflächliche Verletzungen am Körper. Er war soweit in gutem Zustand, aber niemand vermisste oder kannte ihn . Er ist ca 4 Jahre alt und erschien aus dem Nichts.


     Er liebt es wenn man ihn badet und mit dem Ball spielt, rennen mit anderen Hunden die auf ihn hören. Er ist ein Hund dem es nicht gefällt wenn die Hunde in seiner Umgebung zu unruhig sind und wenn ein Hund sich aufregt versucht er ihn zu beruhigen indem er ihn dominiert, etwas was anderen Hunden nicht gefällt. Er spielt jeden Tag mit unseren Hunden aber man muss Geduld haben und ihm viel Zärtlichkeit geben, er braucht es das er als Leithund anerkannt wird.




     Unglücklichweise wurde Patxi positiv auf Filaria (Herzwürmer) getestet, er erhält eine Behandlung und wird sich bald erholen. Dann wird er hoffentlich seine nächsten Jahre ein glücklicher Hund sein mit Menschen die ihn mögen und die ihm all die Liebe und Zeit geben die andere entschieden haben das er sie nicht verdient.


     Im Moment ist er glücklich, gerettet, es fehlt ihm nicht an Fressen und an einem Dach über dem Kopf, aber er lebt mit anderen Hunden in einem Käfig. Hunde die er kommen und gehen sieht während er dort bleibt. Die Freude die er zeigt wenn wir uns seinem Käfig nähern bricht uns das Herz, wenn wir daran denken wie glücklich unsere Hunde zu Hause sind, die die meiste Zeit mit ihren Menschen verbringen dürfen und wie ungerecht es ist das er sich an die wenige Zeit gewöhnen muss die wir ihm widmen können. Anstatt ein eigenes Heim zu haben, jemand der ihn auf einen Spaziergang mitnimmt, der ihm beibringt am Strand zu spielen. Auch wenn wir ihm viel Zuneigung und Aufmerksamkeit zeigen ist es niemals zu vergleichen mit einer eigenen Familie zu der er sich zugehörig fühlt.

lunes, 21 de agosto de 2017

Carmela y Estela, camino a la felicidad

     No debe ser muy difícil abandonar un animal en medio del bosque, en medio de una carretera aislada, en un sitio abandonado... ¿Pero nadie ve nada cuando se abandona, no uno, ¡Sino dos perros! en una playa de la capital?


     Pues, al parecer, no. Nadie vio nada, pero un chico nos alertó, la mañana de un domingo, de la presencia de dos perros pequeños, en la playa de la cueva, uno de ellos, el más joven, muy agresivo con la gente y protector con el mayor. Les había puesto agua y comida pero, obviamente, no podía recogerlos él.

     Nos acercamos a comprobar, tras dar una vuelta por la zona, las vimos, escondidas a la sombra de un coche, una de ella, la más mayor parecía estar en bastante peor estado que la joven, el pelo enredado, con grandes nudos pegados a la piel, intentaba caminar y le costaba, no pisaba bien, se veían grandes bolas de suciedad y pelo en la parte trasera de su cuerpo, una calva a ambos lados de la barriga, y el olor... No hay palabras para describir ese olor, una mezcla entre heces y podrido. A simple vista, la joven solo tenía una calva en la parte trasera, encima del rabo, pero buen aspecto y se veía activa.



     Intentamos acercarnos, pero fue imposible. Mientras la perra vieja era tranquila y no nos ponía mucho asunto, la joven era una fiera, se tiraba a morder, gruñía y protegía a la vieja. No había manera de cogerla. Huía de nosotros, conseguimos agarrar a la viejita, la llevamos al veterinario donde peores cosas salieron a la luz, tenía las uñas tan largas que daban la vuelta y se le clavaban en la almohadilla de la pata, de ahí que no pisara bien y caminara mal, cada paso le producía gran dolor. Tenía pus y sarro en la dentadura, cataratas en los ojos, infestada de pulgas... no hubo más remedio que raparla, debido al mal estado del pelo y la gran suciedad que tenía enredado. En el poco tiempo que pasamos en la playa orinó varias veces, por lo que era posible que además tuviera infección de orina.











     Voy a resumir bastante lo que costó coger a la joven. Corrimos tras ella desde la playa hasta el muelle, se tiró al agua, se escondió bajo coches, intento morder a todo el que se le acercó... pero al final acercándole a la viejita (que ya nos seguía sin correa con solo haber sido acariciada durante media hora) y con un lazo y comida, conseguimos atraparla y ponerlas a las dos a salvo. Por fin, pudimos respirar sabiendo que, al menos, ya no corrían peligro ni estaban a la intemperie, pero el trabajo no terminaba ahí.

     Las llevamos a las jaulas, para dejarlas descansar y relajarse. Carmela, la viejita agradecida, y Estela, la joven cascarrabias, sólo tendrían que preocuparse por dejarse querer y adaptarse a su nueva vida. Y los días fueron pasando... Fueron llevadas al veterinario, donde descubrimos que lo único mal en Estela era una alergia a las pulgas que hacía que le salieran llagas y se le cayera el pelo, con la ayuda de dos bozales, desparasitación y un pinchazo, fue tratada y el pelo le creció de nuevo en poco tiempo. Sin embargo, la mala vida que había llevado Carmela le pasaba factura, tenía infección de orina, problemas hormonales, la boca bastante mal, y posible infección de útero. Fue puesta en tratamiento para la infección, en espera de que recuperara fuerzas para poder tratarla poco a poco de todos sus males.




     Nunca supe que pensar de Estela, con su mal humor, nos gruñía cada vez que nos acercábamos a su jaula, se tiraba a morder la valla, pero, una vez más, me demostraron que con dedicación, tiempo, paciencia y cariño, todo puede cambiar. El grupo de voluntarios, que son increíbles y las pocas horas que no tienen las dedican a ellos, consiguieron, dejándole a Estela siempre una correa puesta (no se dejaba tocar ni ara ponerle collar) que aprendiera a disfrutar de los paseos en compañía. Se fue amansando, a los pocos días se dejaba ya acariciar un poquito, a la semana, aproximadamente, ya se había transformado en una perra pedía cariño, que llenaba de besos a Ivana, que le dedico el tiempo que no tiene, con todo su cariño y su fe, empecinada en que supiera que hay seres humanos decentes y dispuestos a respetarla y quererla... Y después, igual con Ana, que le enseñó lo bien que saben las chuches para perros... Con Joshua, Luis, Alejandro, Laura y Aresmit, que le enseñaron que no había que tener miedo a la gente, que se puede jugar tranquilo con otros perros y personas sin recibir daño alguno... Y hasta conmigo, que le he dedicado muy poco tiempo, sus recuerdos de mí se reducen a esa persecución, el estrés y el miedo que pasó por culpa nuestra hasta que la rescatamos, y las pocas veces que me ha visto en las jaulas... ¡Hasta a mí me dio besos!



     Pese a estar contentísimos por el cambio de Estela, orgullosos de ver cómo el trabajo da frutos, agradecida yo por el magnífico grupo de voluntarios que formamos y sin el cual nada de esto hubiera pasado... Todos estábamos muy preocupados por Carmela, más estudios veterinarios mostraron una piedra de casi 3cm en su vejiga, además de un pequeño tumor de mamas... Es un riesgo operar a una perra tan mayor, pero un riesgo necesario... Fue operada, la piedra y el útero retirados, así como el tumor... y pasó unos días fue débil, pero sobrevivió. Quizás haber visto la posibilidad de una mejor vida de la que había conocido hasta el momento le dio fuerza para salir adelante...


     Y eso, exactamente, es lo que nos da ganas y fuerza para seguir un día más, pese a la poca ayuda y la falta de medios... Cosas como esta, el hoy saber que Carmela ya ha sido adoptada por una buena familia y Estela se encuentra hoy en casa de acogida, viviendo con buena gente, seguras, sanas, a salvo... Llena el corazón.

     Esto no sería posible sin los voluntarios, que con gestos tan pequeños como ponerles agua, comida, sentarse a verlas correr... Las casas de acogida, que pese a tener perros propios y saber que se les coge cariño, y luego duele verlos irse cuando son adoptados, deciden hacerles un hueco, dispuestos a sacrificar un poco de su tiempo y les hacen espacio en sus vidas.

     A todos les doy las gracias, por ayudarnos a conseguir cosas así, por ayudarnos a convertir a fieras en Bichos Felices.

Braca

     No se sabe dónde estaba, ni por qué terminó en la calle, aunque se sospecha que el motivo era que, pese a ser de una raza de buenos perros de caza, Braca era "inútil" para cazar.





     Apareció en la zona de Vegaipala un día, un chico la recogió una semana, mientras intentábamos dar con el dueño, siempre con la esperanza de que cada perro que aparece esté perdido y no abandonado... pero una vez más, nuestra esperanza de dar con su dueño fue en vano.

     Un chico se ofreció a darle un hogar temporal en Hermigua, donde convivía con otro perro de su misma raza, pero Braca, siendo una perra curiosa, torpe y alocada, tiró a la cachorrita del chico de varios metros de altura, con la mala suerte de que se fracturó una pata, había que operarla y tiene que reposar para recuperarse bien... Braca ya no podía permanecer allí.


     Por suerte, Braca ya tenía casa temporal en Alemania, pero su vuelo no salía hasta 5 días después. Pese a haber aparecido en San Sebastián, llevarla a las jaulas no era posible, estaban llenas, y ella era demasiado inquieta para estar en cualquier sitio.

     Acabó conmigo, en casa durante 5 días, tras recibir un buen baño y una sesión de mimos intensa...  resultó ser incluso más alocada y torpe de lo que parecía, se necesitaba paciencia, y no estar apegado a cosas materiales, para conseguir ver el fondo de Braca. Le encantaba estar cerca, dar cariño, jugar con lo que fuera, pero siempre en compañía.






     A los cinco días viajó a Alemania, donde fue acogida, y adoptada por su familia temporal al segundo día. Tuvo la suerte de caer en una casa con un gran jardín donde correr, y con gente que supo ver que su torpeza era parte de su encanto, que no es "inútil" para nada, y que merecía una oportunidad de demostrar que no hay perros "solo para cazar", sino que ella nació para otra cosa, para dar cariño y morder mandos de la tv.

Colón

     Todos conocemos a varios perros "autopaseantes", de esos que sus dueños dejan sueltos para que den vueltas por ahí y vuelvan a casa cuando se aburran. Suelen tener collar y no estar demasiado flacos, por eso, quitando la posibilidad de atropello, no nos preocupan demasiado.

     Colón, sin embargo, salió perjudicado precisamente por parecer uno de esos perros. La primera vez que lo vimos fue cojeando por la Avda. de Colón, de ahí su nombre. Lo llevamos la veterinario, la cojera venía de atrás, pero estaba lleno de pulgas. Fue desparasitado y llevado a las jaulas mientras intentábamos dar con su dueño, de donde escapó.


     Nos imaginábamos que ya estaría en su casa, por lo que no lo buscamos más. Hasta que una chica nos dio el aviso de un perrito que siempre estaba por la zona de la residencia escolar, ella llevaba poco tiempo viviendo ahí, pero sus vecinos decían que llevaba cosa de dos años por allí, durmiendo debajo de un contenedor. Era él. Llevaba collar por lo que todos pensaban lo mismo, "tiene dueño pero se escapa detrás de perras en celo". Al parecer, un señor de la Lomada tiene uno igual, por lo que todos pensaban que era él.






      Empezamos a buscar una casa de acogida para él, ya que sabíamos que no duraría en las jaulas, ya se había escapado en dos ocasiones... Pero, mientras buscábamos, fue atropellado. Lo llevamos al veterinario, no tenía daños, pero ya no queríamos que volviera la calle. En el veterinario, comenzó a demostrar como era su carácter... y lo apodamos "almita de Dios". Nunca ladraba. Nunca hacía sus necesidades dentro de la jaula, cariñosísimo... Pero, por desgracia, dio positivo en Filaria (Gusano del corazón), el tratamiento requiere mucho reposo, así que necesitábamos una casa de acogida tranquila.

     Y, por suerte, enseguida conseguimos una muy buena casa de acogida para él, compartía casa con una cachorrita inquieta, que también había sido rescatada por Pro Animal, con la que hizo buenas migas y a la que ayudaba a aprender buenas maneras...


     Colón fue sometido al tratamiento y se recuperó muy bien, en su casa de acogida le adoraban, vivía tranquilo y feliz... Pero nosotros no perdíamos la esperanza de que consiguiera una casa definitiva, de donde ya no tuviera que salir.

     Y...

¡Nuestros ruegos fueron escuchados! Una buena familia de Valle Gran Rey decidió cogerlo en casa y darle una oportunidad, probando a ver si se adaptaba a su casa y su familia... Y por supuesto, en muy poco tiempo se ganó el corazón de todos.

Sheridan, culo inquieto busca hogar

     Pleno invierno, un frío terrible, y... hay una mancha blanca y negra correteando por el cruce Alajeró-Igualero. Pro Animal Gomera recibe varias fotos, suben varios voluntarios durante días, se le pone agua y comida, pero es un fugitivo. No hay quien se le acerque.


     Durante días se le ve correteando por Igualero, entonces, con la ayuda de un señor en cuya finca el perro vagaba y comía, se pone una trampa para perros, con la esperanza de cogerlo. Y cae al segundo día. Subimos a recogerlo, y así descubrimos que la mancha, en realidad tiene una carita preciosa.



     El veterinario le revisa, está bien en general, pero nos vemos en el drama de siempre, no tenemos donde meterlo, por lo que la chica que lo rescata, pese a tener ya tres perros propios, le hace un hueco en su casa y en su vida, esperando que alguien lo quiera pronto...


     Pero seguimos esperando. En la espera Sheridan, como le bautizamos (en honor al conocido licor bicolor) ha aprendido a disfrutar de la compañía de perros y humanos, a jugar, ahora conoce la comodidad de una cama, se ha vuelto muy cariñoso, ladra como loco de alegría cuando juegan con él, es nervio puro... Pero aun así, nadie ha decidido que vale la pena que tenga un hogar definitivo en el que aprenda lo que es hacerse viejito sin miedo, a no mojarse con la lluvia y no tener frío nunca más... ¿Por qué no tú?